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jueves, 24 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
EL SECRETO DE MICHAEL PHELPS
13:09
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Michael Phelps o cómo aprovechar el Síndrome de Marfan
Michael Phelps padece una
de las llamadas enfermedades raras: Síndrome de Marfan. Esto no le ha impedido
convertirse en un gran nadador…
Las extremidades alargadas de Michael Phelps le han
servido para nadar de una manera muy particular con la que se ha colgado 21
medallas olímpicas. Esa particularidad, que le ha convertido en el deportista
más laureado de la historia de los Juegos Olímpicos, se debe a una de las
llamadas enfermedades raras: el Síndrome de Marfan.
Han tenido que pasar 48 años hasta que un deportista
arrebatara a Larissa Latinyna el honor de ser la máxima medallista de
la historia de los Juegos Olímpicos. Michael
Phelps se sumergía en la piscina del Centro Acuático de Londres el 31
de julio para hacer historia.
En una misma noche consiguió su medalla 18, con la que igualaba a la gimnasta rusa, y, minutos más tarde, la 19. Y, el 2 y 3 de agosto, se colgaba sus preseas número 20 y 21. Un físico prodigioso acompañado del talento que solo es capaz de explotar cuando se entrena duro y con la vista puesta en ser el más grande de todos los tiempos. Un físico que esconde una peculiaridad.
Cuerpo y extremidades muy alargadas. A simple vista, nada del otro mundo, pero Michael Phelps padece una enfermedad de las llamadas raras: Síndrome de Marfan. El 'Tiburón de Baltimore', lejos de verlo como un defecto, ha sabido sacar partido a su afección hasta convertirlo en la mejor de sus armas.
¿Qué es el Síndrome de Marfan?
Esta enfermedad afecta rara del tejido conjuntivo -el 'pegamento' de nuestro organismo- afecta a diferentes estructuras del cuerpo humano -esqueleto, pulmones, ojos, corazón y vasos sanguíneos- y se caracteriza, como ya se ha apuntado por un alargamiento inusual de las extremidades y el tronco del cuerpo -dolicostenomelia- y/o de los dedos de las manos -aracnodactilia, por el parecido con las patas de una araña- y por la hiperlaxitud de los órganos -en algunos casos, como con el padecimiento de una aneurisma de aorta, llegando a ser letal-.
Lo padecen una de cada 50.000 personas en todo el mundo -en España hay diagnosticados 13.000 casos- y, en la mayoría de los casos, es muy difícil de darse cuenta de ello a simple vista. Ese es el caso de Michael Phelps, del que nadie podría decir que padece esta anomalía del cromosoma 15 si no es porque se sabe de antemano.
El primer caso lo descubrió el médico francés Antoine Marfan -de quien toma el nombre- en 1896 cuando observó en una niña de cinco años ese particular alargamiento de de sus extremidades y sus dedos y la delgadez ósea de su esqueleto.
Así habla Phelps del Síndrome
"Mi ritmo cardíaco se aceleraba y Bob (su entrenador) me sugirió ver al médico. Mis manos y mis pies eran muy flexibles. Tenía algunos de los primeros síntomas del Síndrome de Marfan, una enfermedad que afecta a los tejidos conectivo y puede ser fatal si hay fugas de los estímulos eléctricos del corazón. Si usted puede extender sus brazos y forma una 'T' y su envergadura es superior a su altura, puede estar en situación de riesgo. Mi mamá y Bob no creían que fuese a ser nada grave, anormal. Así que, simplemente, me sugirieron que era una buena idea para un joven deportista como yo hacerme una prueba para comprobar que no había nada malo en mi corazón. Afortunadamente todo fue, y sigue siendo, bien", relata en nadador en su libro 'Michael Phelps: debajo de la superficie', publicado en 2004.
Efectivamente, en el caso de que el corazón y, sobre todo, la arteria aorta se vean afectadas por la mutación de uno de los genes de ese cromosoma 15 -concretamente el FBN1- es cuando podría encontrarse algún problema para la práctica deportiva de alto nivel.
Pero ese no fue el caso de Phelps. El estadounidense ha sabido aprovecharse de la longitud de sus extremidades y su torso para convertirse en el rey de la piscina. Sus brazos y sus piernas le permiten una cadencia de movimientos perfecta que le han convertido en el deportista más laureado de la historia de los Juegos Olímpicos.
En una misma noche consiguió su medalla 18, con la que igualaba a la gimnasta rusa, y, minutos más tarde, la 19. Y, el 2 y 3 de agosto, se colgaba sus preseas número 20 y 21. Un físico prodigioso acompañado del talento que solo es capaz de explotar cuando se entrena duro y con la vista puesta en ser el más grande de todos los tiempos. Un físico que esconde una peculiaridad.
Cuerpo y extremidades muy alargadas. A simple vista, nada del otro mundo, pero Michael Phelps padece una enfermedad de las llamadas raras: Síndrome de Marfan. El 'Tiburón de Baltimore', lejos de verlo como un defecto, ha sabido sacar partido a su afección hasta convertirlo en la mejor de sus armas.
¿Qué es el Síndrome de Marfan?
Esta enfermedad afecta rara del tejido conjuntivo -el 'pegamento' de nuestro organismo- afecta a diferentes estructuras del cuerpo humano -esqueleto, pulmones, ojos, corazón y vasos sanguíneos- y se caracteriza, como ya se ha apuntado por un alargamiento inusual de las extremidades y el tronco del cuerpo -dolicostenomelia- y/o de los dedos de las manos -aracnodactilia, por el parecido con las patas de una araña- y por la hiperlaxitud de los órganos -en algunos casos, como con el padecimiento de una aneurisma de aorta, llegando a ser letal-.
Lo padecen una de cada 50.000 personas en todo el mundo -en España hay diagnosticados 13.000 casos- y, en la mayoría de los casos, es muy difícil de darse cuenta de ello a simple vista. Ese es el caso de Michael Phelps, del que nadie podría decir que padece esta anomalía del cromosoma 15 si no es porque se sabe de antemano.
El primer caso lo descubrió el médico francés Antoine Marfan -de quien toma el nombre- en 1896 cuando observó en una niña de cinco años ese particular alargamiento de de sus extremidades y sus dedos y la delgadez ósea de su esqueleto.
Así habla Phelps del Síndrome
"Mi ritmo cardíaco se aceleraba y Bob (su entrenador) me sugirió ver al médico. Mis manos y mis pies eran muy flexibles. Tenía algunos de los primeros síntomas del Síndrome de Marfan, una enfermedad que afecta a los tejidos conectivo y puede ser fatal si hay fugas de los estímulos eléctricos del corazón. Si usted puede extender sus brazos y forma una 'T' y su envergadura es superior a su altura, puede estar en situación de riesgo. Mi mamá y Bob no creían que fuese a ser nada grave, anormal. Así que, simplemente, me sugirieron que era una buena idea para un joven deportista como yo hacerme una prueba para comprobar que no había nada malo en mi corazón. Afortunadamente todo fue, y sigue siendo, bien", relata en nadador en su libro 'Michael Phelps: debajo de la superficie', publicado en 2004.
Efectivamente, en el caso de que el corazón y, sobre todo, la arteria aorta se vean afectadas por la mutación de uno de los genes de ese cromosoma 15 -concretamente el FBN1- es cuando podría encontrarse algún problema para la práctica deportiva de alto nivel.
Pero ese no fue el caso de Phelps. El estadounidense ha sabido aprovecharse de la longitud de sus extremidades y su torso para convertirse en el rey de la piscina. Sus brazos y sus piernas le permiten una cadencia de movimientos perfecta que le han convertido en el deportista más laureado de la historia de los Juegos Olímpicos.
miércoles, 2 de octubre de 2013
ACCESORIOS DE NATACION
7:20
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Bañador
Sobra decir que es necesario, pero no sirve cualquier
bañador para practicar la natación. Lo primero que tienes que buscar en un
bañador es que te sientas cómodo con él y lo segundo asegurarte que tienes la
máxima libertad de movimientos. Lo normal es llevarlo ligeramente ajustado para
que el bañador no recoja más agua de lo normal, lo cuál significaría un freno
al avance y un mayor esfuerzo.
En la actualidad existen una oferta muy amplia de modelos y
tejidos (polyester, elastán, lycra, pbt, nylon, poliamida, etc.) que se
adaptarán según tu nivel o necesidades. En los primeros 5 años del siglo XXI
han proliferado los bañadores elaborados con un determinado porcentaje deteflón y
popularizados por los famosos fastskin (piel rápida) de la marca
Speedo o los Jetconcept de Adidas.
Gorro:
Las funciones del gorro son varias:
Mantiene el pelo fuera de sus ojos, nariz y boca, en el caso
de tenerlo largo.
Ofrece menos resistencia al avance a causa del pelo,
deslizándonos mucho mejor a través del agua.
Evita que tu pelo absorba demasiado cloro, con el
consiguiente deterioro del cabello
Como medida higiénica para otros usuarios y para el
mantenimiento de la piscina (filtros, skimers, etc).
Identificar a los miembro de un mismo equipo.
Gafas:
Las gafas tienen varias funciones, la más importante es
evitar la irritación de los ojos producida por el cloro de las piscinas o la
sal del mar, motivo por el cual su uso se hace muy recomendable para todas las
edades. Obviamente el uso de gafas nos permitirá ver bajo el agua y controlar
la dirección que deseamos.
Si sueles practicar la natación al aire libre, te
recomendamos que uses gafas con protección para los rayos UV procedentes del
sol.
Tapones para los oídos:
Son muy útiles si tenemos algún problema con los oídos. Se
suelen adaptar a la forma del oído para que el agua no entre en él, aunque
deberás buscar los más apropiados a tus orejas. Existen multitud de tipos de
tapones para usos muy distintos, que van desde la protección contra los ruidos,
hasta los que evitan el agua en el oidor Con los primeros no obtendrás
resultados en la piscina. Mucha gente, por desconocimiento o falta de
información, usan dos clases de tapones poco recomendables para el baño: los de
cera (bolas azules o rosas) y los de espuma. Los de cera se moldean bien pero
se corre el riesgo de introducirlos demasiado en el oído con el consiguiente
peligro; con los de espuma no se evita que entre agua, se mojan y se salen del
oidor Además, con cualquiera de estos dos tapones es muy difícil lavarlos y
eliminar posibles bacterias que provoquen una infección.
Calcetines de látex:
Son la medida más segura para prevenir infecciones como el
famoso pie de atleta. Sin embargo, y a pesar de que algunos fabricantes
aseguran que son antideslizantes, la gran variedad de suelos de las piscinas no
siempre ofrecen esa garantía cuando están mojados.
Otra desventaja de usar este tipo de calcetín es que, al
estar fabricado en látex, no son demasiado resistentes y pueden durar poco.
Toalla o albornoz:
La toalla, o en su defecto el albornoz, no debe faltar en la
mochila de un nadador. Lo más apropiado es usar toallas de algodón 100%.
No dejes la toalla húmeda dentro de la mochila durante mucho
tiempo, pues esto facilitará la prolifereción de hongos y bacterias no
deseados.
Actualmente existen unas mini toallas, generalmente de
microfibra, muy similares a las bayetas de cocina, que absorben con rapidez el
agua de nuestro cuerpo. Son muy prácticas por su reducido tamaño.
Zapatillas:
Complemento indispensable para ir a la piscina, aunque esta
idea no es compartida por todo el mundo.
Sirve cualquier marca y modelo, siempre y cuando sean de
materiales plásticos no porosos y reuna ciertas normas estándares de calidad.
Con su uso evitarás, en gran medida, el pie de atleta y
otros hongos típicos en piscinas, sin embargo, el uso de chanclas no te asegura
una higiene completa del pie.
Se recomienda secar los pies de forma concienzuda,
especialmente los espacios interdigitales, con una toalla seca.
TODO ESTO TE PERMITIRA QUE NADES EN PERFECTO ESTADO Y EN BUENAS CONDICIONES...


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